Tras muchos meses esperándolo por fin comienza la Final Four y lo va a hacer con una semifinal entre dos equipos muy diferentes. Por un lado tenemos al actual campeón y finalista en las dos últimas ediciones, un Anadolu Efes que más que nunca se ha basado en sus dos grandes figuras (Micic y Larkin) para alcanzar la cita de Belgrado. Por otro, un Olympiacos que no acudía a una Final Four desde 2017 y cuya gran fuerza sin duda reside en el colectivo impuesto por Bartzokas.
Como actual campeón, sin duda, los favoritos son los pupilos de Ataman. Cualquier cosa que no sea su clasificación para la final se consideraría una gran sorpresa pero ojo porque enfrente hay un conjunto que en sus últimas 4 presencias ha llegado a la final (no siendo favorito en ninguna de ellas) y ha conseguido dos títulos.
Es por ello, por lo que si los turcos quieren vencer a un equipo tan coral como el heleno, deberán evitar sus tradicionales periodos de falta de atención que pueden costarle muy caro a los de Ataman. Si lo evitan tendrán muchas opciones de alcanzar su tercera final consecutiva
Poco o nada se puede hacer ante un jugador genial. Vasilije Micic lo es. El todavía vigente MVP de la Final Four lo volvió a demostrar con una jugada que ya forma parte de la historia de la Euroliga. El base del Anadolu Efes metió a su equipo en la final con un magistral triple sobre la bocina. Después abrió los brazos, se tiró hacia atrás y fue el colchón de la piña de sus compañeros.
Acababa de silenciar el Stark Arena, convertido en El Palacio de la Paz y la Amistad de Belgrado, pues los aficionados del Olympiacos coparon las gradas. Unos 12.000 helenos que enmudecieron ante la obra de arte de Micic. Fue más cercano, pero por aquello de ser sobre la bocina y acertar sobre la defensa de un grande -Vezenkov, en este caso-, recordó al triple de otro genio: al doloroso de Teodosic ante Garbajosa en el Mundial de 2010.
El Efes, después de un año subido a una montaña rusa y acabar sexto la temporada regular, luchará por revalidar el título conquistado el curso anterior. Nadie repite desde que lo hiciera precisamente el Olympiacos en 2012 y 2013. Mermados de efectivos, sin Simon y con Beaubois tocado, los turcos se plantaron en la final apoyados en el extraordinario talento de sus exteriores.
Porque Micic fue quien ejecutó, pero Larkin (21 puntos) mantuvo al equipo durante toda la primera parte y Bryant (16), a base de triples, le puso en la rampa de despegue con un sensacional tercer cuarto (48-59). Los errores y el enorme corazón del Olympiacos hicieron que no llegara a salir disparado y el desenlace fuera taquicárdico pero gris en comparación con el resto del encuentro.
Fue una lucha colosal entre dos estilos distintos. El juego de equipo del Olympiacos, que castigaba por dentro con Fall o con Martin. Les separan 17 centímetros, pero se mostraron igual de eficaces. El Efes, con el potencial de sus estrellas, lo fiaba todo al juego exterior. Los triples no le entraron de inicio, pero acabó siendo un aluvión: llegaron a disfrutar de un sensacional 13/26.
Al empuje inicial de los helenos respondieron los turcos con un parcial de 0-11 en cuanto el coloso Fall se tomó un respiro. Larkin, que llegó al descanso con 16 puntos, iluminaba el camino, lleno de emboscadas de Bartzokas, que por algo es el mejor entrenador de la Euroliga. Al descanso, el duelo de estilos se marchaba casi empate (43-42).
En la reanudación emergió Bryant, que anotó tres triples seguidos y amenazó con romper el partido con un parcial de 5-17. El Olympiacos encontró en Dorsey una tabla a la que agarrarse en el naufragio. No había anotado en el primer tiempo y metió 10 puntos en el tercer cuarto, incluido un triplazo sobre la bocina (63-66). Después lo sufriría él.
El último cuarto fue depura tensión. McKissic puso el marcador en un puño cuando faltaban 6:47 para el final (69-70). Desde entonces hasta el final sólo se vieron dos canastas. Una de Martin para empatar a 74 a falta de 19 segundos y el tiro de gracia de Micic. Lo demás fueron fallos y nervios por igualar unos y por resolver los otros. Sólo se sumaba de tiro libre y alguno solía quedar en cada viaje. Así, hasta que decidió el genio.
Árbitros: BORYS RYZHYK(UKR), OLEGS LATISEVS(LAT), GYTIS VILIUS(LIT)