La joya del mercado de 2016

Nacido en la base americana de Würzburg (Alemania), este ala-pívot de 2,11, se crió en Dallas y fue el líder de la Louisiana State University promediando 15,6 puntos, 8,5 rebotes y 2,6 tapones, lo que dio una idea temprana de la gran muñeca que atesora y que le valió para acabar en la decimocuarta posición del Draft de 2008, en la que fue elegido por los Golden State Warriors.

Tras dos años en San Francisco en donde llegaría a ser titular y promediar casi 12 puntos por partido, sería traspasado a los Timberwolves en donde mantendría sus medias anotadoras. Sin embargo, a mediados de temporada ue traspasado a New York Knicks junto con Kelenna Azubuike, Ronny Turiaf y una futura elección de segunda ronda a cambio de David Lee, donde apenas contaría minutos, lo que le llevaría de vuelta al equipo de Minneapolis donde compartiría vestuaría vestuario con Ricky Rubio.

Tras un par de temporadas más en Denver sin apenas relevancia y ser traspasado a Orlando, Randolph daría por finalizada su etapa en la NBA y hace un par de temporadas el americano firmaba por el Lokomotiv Kuban donde no tardaría en convertirse en referencia gracias a su gran tiro exterior y a su calidad bajo el aro.

Pero no sería hasta hace unos meses cuando Randolph comenzó a ser deseado por todos los clubes punteros de Europa, concretamente desde que en el pasado mes de Abril el americano se echara a su equipo a la espalda para recuperar el factor cancha que los rusos habían perdido ante el Barcelona firmando un increíble cuarto partido de la serie de cuartos de final en el Palau en el que anotó 28 puntos y capturó 7 rebotes. Una hazaña a la postre decisiva para apear a los blaugranas de la Final Four y que seguro tuvo mucho que ver en su incorporación.

Tras dos años en los que fue yendo de más a menos, el americano, campeón de Europa con Eslovenia, pareció recuperar un gran nivel en su tercer año de blanco convirtiéndose en una pieza clave para el Real Madrid.