Cuando hace tres años, el por entonces madridista Nigel Williams-Goss anotaba una bocina sobre la bocina en Sevilla que salvaba al Covirán Granada, el conjunto nazarí vio el precipio muy cerca; cuando hace dos, los andaluces tuvieron que esperar hasta la última jornada para certificar su salvación este pareció acercarse aún más hasta tal punto que la pasada temporada acabaría consumándose un descenso que se veía venir desde hacía tiempo. Sin embargo, el COvirán Granada parece aliado con la suerte y esta vez su salvación no se ha producido sobre la bocina, sino más allá de ella. Concretamente apenas un mes antes del inicio de esta temporada cuando el histórico Baloncesto Sevilla no lograba pagar a tiempo la cuota de inscripción y no solamente certificaba, con ello, la salvación de los granadinos sino que certificaba su defunción en el baloncesto de elite (continuarán como equipo formativo) al tampoco inscribirse en 1ª FEB.

Sin embargo, aunque esto haya supuesto una gran alegría a la sombra de la Alhambra, debe ser también un gigantesco anuncio con luces de neón de lo que acabará pasando como en Granada no mejoren mucho, algo complicado que, debido a la incertidumbre, el conjunto de Ramón Díaz ha tenido que reinventarse y hacer una plantilla completamente nueva y con no demasiada experiencia en tiempo récord.